La anemia es una disminución de la hemoglobina, en comparación con los valores normales para individuos de la misma edad y género. Corresponde siempre a un síntoma de otra afección subyacente o de malnutrición. El diagnóstico aislado de anemia nunca es un diagnóstico completo.
Generalmente, la anemia se identifica por la existencia de resultados fuera del intervalo normal en análisis de laboratorios. Sólo un porcentaje pequeño de pacientes presenta anemia ya en estado avanzado, acompañada de signos y síntomas, lo que torna extremadamente difícil determinar con exactitud la prevalencia real del padecimiento; la causa más común es la falta de hierro. Una alimentación pobre en hierro es un factor importante para el desarrollo de anemia.
Es crucial que el médico de familia detecte la anemia precozmente y que identifique a los pacientes en riesgo de deficiencia nutricional y hemorragia. Los niveles bajos de hemoglobina son indicadores de anemia, de modo que los resultados de este parámetro sirven como medio de rastreo para el diagnóstico, evaluación de la evolución y tratamiento de la afección.
La anemia se define por los niveles reducidos de hemoglobina, comparados con los valores normales en individuos del mismo género y misma edad. La consecuencia principal de la anemia es el abastecimiento insuficiente de oxígeno para el cuerpo. Una anemia grave conduce, por un lado, a un aumento del riesgo de mortalidad para la madre y para el hijo y, por otro, a un desarrollo físico y cognitivo comprometido. Generalmente, afecta también a la situación física y productiva de los adultos.
Es posible clasificar a la anemia en función de la capacidad de producción de eritrocitos (glóbulos rojos). Las 3 principales clases de anemia corresponden a una producción deficiente para la médula ósea (hipoproliferación), alteración de la maduración de los eritrocitos (eritropoyesis deficiente) o a un aumento de la destrucción de glóbulos rojos (hemólisis).
La anemia es un indicador de desnutrición y malas condiciones físicas; la falta de hierro en mujeres entre los 12 y los 49 años resulta de una disminución del hierro durante el período fértil (debido al período menstrual, embarazo o lactancia). También los vegetarianos y los niños son grupos de riesgo. Otras deficiencias nutricionales, tales como la carencia de vitamina B12, folato y vitamina A, también pueden causar anemia, así como también los medicamentos que interfieran con el metabolismo del ADN en las células, tales como los alcalinizantes.
Grandes cantidades de penicilina o cefalosporina pueden conducir a una hemólisis inmune, que consiste en la formación de un complejo antígeno-anticuerpo en la membrana eritrocitaria. Si existe un consumo prolongado de alcohol, los síntomas están generalmente asociados a una deficiencia conjunta de hierro y de ácido fólico. La anemia es un síntoma y está asociada a diversos padecimientos, entre ellos la insuficiencia renal y el hipotiroidismo.
La anemia produce como consecuencia el insuficiente abastecimiento de oxígeno del cuerpo, que puede resultar en los siguientes síntomas:
Síntomas típicos
Fatiga
Disminución de la vitalidad
Dificultad para concentrarse
Falta de aire durante el ejercicio físico
Mareo
Dolores de cabeza
Zumbido en los oídos
Palpitaciones
Más allá de estos síntomas inespecíficos pueden existir otras situaciones médicas, dependiendo del origen de la anemia.
Medicación (por ejemplo, penicilina, metotrexato, metildopa)
Hemorragia (por ejemplo, de origen gastrointestinal o resultante de la menstruación)
Deficiencias alimentarias (por ejemplo, dieta vegetariana)
Organopatías conocidas (por ejemplo, insuficiencia renal, hipotiroidismo)
Padecimientos hereditarios (por ejemplo, deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa)
Implante de válvula cardíaca
Los síntomas de anemia son característicos, pero no específicos. Pueden ser confundidos con signos de insuficiencia cardíaca, en especial en pacientes de edad avanzada.
Palidez de la piel y las membranas mucosas
Taquicardia durante el ejercicio y el reposo
Aumento de la amplitud entre la presión máxima y mínima
La extensión de la anemia y la amplitud de los signos clínicos no están directamente correlacionado. Los signos clínicos se ven influidos por el tiempo de adaptación a la anemia, la edad del paciente y el grado de compensación del sistema cardiopulmonar. Los pacientes jóvenes con un sistema cardiovascular saludable que sufran de anemia crónica pueden ser capaces de tolerar una disminución de los valores de hemoglobina de hasta 5 g/dl. Por el contrario, los pacientes más añosos que sufran de afecciones coronarias o enfisema pulmonar pueden comenzar a presentar síntomas de anemia a partir de los 10 g/dl.
Bajos niveles de hemoglobina, disminución del hematócrito y baja cantidad de glóbulos rojos indican anemia. De esta forma, el seguimiento de los niveles de la hemoglobina es útil para el diagnóstico y el monitoreo de la respuesta al tratamiento de la anemia. La proporción de glóbulos rojos no siempre está correlacionada con los valores de hemoglobina, por eso no constituye un parámetro sensible para valorar la anemia.
La investigación clínica de los resultados de laboratorio pueden indicar una organopatía subyacente (ej. urea, alanina y aspartato aminotransferasa, fosfatasa alcalina).
Si los otros tipos de células hematológicas fueran claramente patológicos (ej. trombocitopenia, leucopenia, leucocitosis severa, presencia de células atípicas en el hemograma), la sospecha recaerá sobre una afección sanguínea. Serán necesarios otros procedimientos, como un análisis de la médula ósea.
Concebida a partir del contenido de reticulocitos y la morfología de los glóbulos rojos, la siguiente clasificación funcional de la anemia puede ser usada como una guía de lectura de los resultados de las determinaciones clínicas. La presencia de reticulocitos en cantidades reducidas o normales indica anemia hipoproliferativa o alguna alteración en la maduración de los glóbulos rojos. Si la producción de reticulocitos es elevada, lo más probable es una hemólisis.
La anemia hipoproliferativa es una alteración de la maduración de los eritrocitos y puede ser reconocida a través de los índices de glóbulos rojos, el examen del extendido de sangre periférica o de la médula ósea. Si los índices de glóbulos rojos presentan valores normales, lo más probable es que sea una anemia hipoproliferativa, lo que corresponde a menos del 75% de los casos.
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